mambo viejo
La segunda frase de lo primero que pronunció Adán fue:
“Lo que acabo de decir fue una mentira”, pero Eva no le creyó. Pobrecito, desde
el principio tuvo que convivir con la lesión más fascinante del ser humano. Con
el tiempo, éste fue aprendiendo a declinarlo y se cultivó en sus derivados, es
así como hoy en día observamos sus consecuencias de este maravilloso arte.
Lógicamente, se han creado instituciones que ganan
muchísimo dinero gracias a esta mancha de nacimiento que tuvo el desgraciado primer
hombre, y seguirán siendo más y más hasta que alguna academia cambie su
concepto y todos comprendamos los significados arbitrariamente.
Sin embargo, por ahora existe y para Julia era uno de los
dones preciados de la madre tierra, desde chiquita se divertía mintiendo,
haciendo pequeñas bromas que derivaban en problemas trascendentales, pero esto
último ella no llegaba a advertirlo, porque lo hacía de un modo tan inteligente
que no se involucraba y no dejaba rastros. Le gustaba tirar la primera piedra y
retirarse, a veces se divertía un rato escuchando las discusiones y luego se
iba riendo e imaginando cómo terminaría todo. Pero el final que efectivamente
sucedía no le importaba. Nadie advertía su partida y ella era feliz por eso. Al
día siguiente, siempre aparecía alguien herido y ella no podía contener la
carcajada.
Decían que Julia se reía mucho, por los nervios, porque
era muy tímida, o porque todo le causaba una gracia incomprensible, ella creía
que en la vida no había muchas verdades, sino muchas mentiras. Podrá parecernos
que es lo mismo, porque seguramente ya estamos comenzando a desconfiar de todo
y, justamente, lo que más atemorizaba a Julia, era la duda, y lo resolvió todo
genialmente.
La cara de Julia era idéntica a la imagen que todo
tenemos de un ángel, era casi inhumana su perfección y su voz, inolvidable e
hipnotizadora, reafirmaba su ascendencia celeste. Sus modales delicados y su
piel blanca y suave eran símbolo de la pureza y la bondad. Nadie podía imaginar
que aquella boca formulara vocablos semejantes, preguntas que desconcertaban y
ponían en tela de juicio lo obvio.
Lo ilógico sucedió, irremediablemente, cuando ella
advirtió que no era la única, que había reaccionado como Eva ante las palabras
de Mateo.
Era una cadena viciosa, pensó, que no cesa; y era el
vicio más perfecto para afectar la salud mental de alguien.
Así termina una historia que tuvo un principio muy común.
No hay comentarios:
Publicar un comentario