domingo, 1 de julio de 2012

mambos rosas


Un día, en Mar del Plata, llovió mucho. Eran una de esas lluvias de verano llegan para quedarse un rato porque piensan que nos olvidamos de ellas. Y una pareja de adolescentes caminaba esas veinte cuadras que separaban una casa de una playa. Y cuanto más negro se ponía el cielo, más fuerte cantaban. No les importaba nada de lo estaba fuera del alcance de esas notas. Y pasaron muchas cosas ese día, en el que no dejó de llover. Y en esa historia estaba yo.

Un día, en Roma, un chico pasó a buscar a su novia con la moto. Era una hermosísima noche de verano y lo único que querían hacer era el amor. Recorrieron la ciudad más hermosa: él guiando el camino y ella, parada sobre la moto en movimiento y apoyando sus manos sobre los hombros de él, disfrutaba de cada calle en bajada. Esa fue una noche inolvidable, de que fui parte.

Un día, en Barcelona, una chica y un chico se conocieron, y después de mucha charla, él pidió permiso para darle un beso y ella aceptó. Fue un mes soñado en la ciudad perfecta y yo era la protagonista.

Una tarde, en Buenos Aires, una alumna fue a clases particulares de una materia de la cual entendía muchas cosas. Y ese día el profesor la besó, y se besaron durante años. Una linda historia en la cual el protagonista fue mi profesor.

Continuará…

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