jueves, 14 de marzo de 2013

mambo onírico

Yo soy consciente que me volvés loca, que no puedo reproducir en ningún lenguaje verbal lo que haría con vos si quisieras…
Pero lo que no me gusta es que te metas en mi inconsciente. Mis sueños son míos, pero vos sos su vicio; y no podés acaparar todo, como hacés siempre. Toda mi atención te está mirando y esperando.
Hace un tiempo fuimos a navegar y, a escondidas, tuvimos relaciones en cada rincón de un barco infinito como si nos lo hubieran prohibido por años. No hablamos porque nos interesaba hacerlo. Primero jugábamos con los dedos, después con los cuellos y ya no podíamos dejar de sentir nuestras respiraciones. Mis piernas te perdían, tu espada  y tu mirada me envenenaban. Nos encantábamos.
No hace tanto, volvimos a ese país tan cálido. Y vivimos las mismas situaciones pero con otros desenlaces, que ni siquiera yo había imaginado. Vos eras feliz: descubriste otro tipo de mujer hermosa.
Siempre misteriosos, una noche nos encontramos en un avión que se dirigía a Firenze, y después a Venezia y a mi Matera y finalmente a tus recuerdos, donde me perdí y te perdí de vista. Y mi angustia me despertó a los gritos.
Nos entendimos siempre, nuestros cuerpos se complementaban como dos voces a capella, nuestros estados coincidían en ser animales salvajes, nuestro apetito pedía el mismo alimento y nuestros pensamientos solo querían una cosa… la misma, siempre esa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario