A F.F.
El amor de mi vida vivía en una ciudad de mar, a veinte hermosas
cuadras de la playa que nos espió probar todos los vicios. Éramos seres sin
tiempo, llenos de letras y músicas que sonaban a viento suave.
El amor de mi vida tocaba el piano en una banda de salsa, yo lo amaba,
pero sobre todo lo admiraba. Gracias a él hoy soy música y soy melodías
alegres.
El amor de mi vida me amó demasiado, como nadie, y yo lo amé mucho.
Recuerdo tener esa certeza: estaba sola en mi casa y pensaba cuánto lo
amaba y cómo era feliz sabiendo que él me cantaba y me escuchaba.
Tuvimos tantas vidas y tantas escapadas.
Mi primer amor, el más lindo. Mi primer cigarrillo, el más revelador.
Mi primera experiencia, la más deseada.
Charly García vió todo y nos cantó sin Nito.
Charly García vió todo y nos cantó sin Nito.
Tuvimos barrios, ríos y mares. Tuvimos Palermos, Olivos, Camets y Constituciones.
Tuvimos guitarras y pianos, bailes, sexos homosexuales y alcohol, mucho alcohol.
Inundaciones en hoteles viciados, un banco de una provincia que no era
cualquiera.
Amigos, fiestas, marihuana y bailes, muchísimos bailes.
Tuvimos bibliotecas infinitas y escritores de la calle.
Bastistella y Yolanda todas las noches y nada más era nuestra
felicidad.
El amor de mi vida me propuso casamiento bajo una luna inigualable, en un colectivo que empieza con el
número dos.
Hoy toco el violín por vos. Porque un día descubrimos juntos que la
música es lo más lindo del mundo.
Hoy bailo salsa. Porque un día vos me cantaste “Lágrimas negras” y yo
lloré.
Hoy soy Licenciada en Letras. Porque pasamos muchos días en la
biblioteca de Mar del Plata.
Hoy soy viajera. Porque nunca pude dejar de hacerlo desde ese primer
tren que pagué con un libro.
Hoy te agradezco el amor que me hizo entender que el tiempo no existe y
que tu sonrisa era todo.
Y cada tanto, luego de quince años, te vuelvo a amar… todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario