A
Rafa
El lugar era enorme, Blanca
tuvo que recorrer varios pasillos para encontrar la salita donde se reunían sus
compañeros. La primera semana consistía en escuchar; la siguiente, ya podrá
hacer comentarios pero sin incluir datos personales, dijo la asistente.
El primer día se la pasó
vomitando, nunca se había sentido tan identificada con la gente en toda su vida
y eso le causa un malestar permanente. A veces dejaba de escuchar, porque le
daba vergüenza el olor que emanaba y, con el paso de los días, se acostumbró a
ser una más.
La coordinadora la observaba
sin decir una palabra, durante cuatro días la dejó reflexionar y el quinto día,
a la noche, se le apareció en la habitación y le dijo:
-
¿realmente querés seguir acá? Sos la única que
viene por voluntad propia y creo que no estás avanzando.
-
Quiero quedarme, me hace bien escuchar que hay
gente como yo, que quiere cosas y no puede tenerlas.
-
Pero vos no estás enferma, sólo sos alérgica a
lo que querés. No es lo mismo, sin embargo, ésta es la única terapia que
existe.
-
Queremos lo mismo y es vital que no lo tomemos,
¿quién más puede comprender mi desesperación que estos alcohólicos?
Así que se quedó, pero Laura,
la coordinadora, la obligó a hablar a partir de la semana siguiente.
Me gusta su perfume, su
textura en mi boca, no dejo de pensar en él y no sé cuánto más voy a soportar
sin tenerlo dentro de mi cuerpo…
me parece que escribirlo es una gran forma de encararlo. recuerdo un día en la calle y mis preguntas..
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