martes, 2 de octubre de 2012

mambo inmaculado

Me da bronca gastar palabras en una persona que no se lo merece, pero esta vez creo que es la última vez, así que se van todas acá, juntitas, sin muchas vueltas ni dibujitos abstractos.

Yo soy muy consciente de que me porté mal muchas veces y que merecí males que no tuve. Creo que, lamentablemente, es necesario que ciertos acontecimientos ataquen tu vida para tomar la decisión de empezar a hablar un poco en serio. Y siempre admiré a los que siempre sonríen sin dejar de sospechar.
Pero también hay gente que tiene mucho y no se lo merece. Y no me refiero a lo material, lógicamente, sino a cierto tipo de cariño ajeno.

Me da bronca odiar a alguien porque vuelvo a ser una adolescente, pero la verdad es que cada tanto vuelvo a odiarte, y cada vez ese odio es más fuerte.

La traición es una cagada pero la estupidez es peor. Cuando alguien tiene la posibilidad de pensar inteligentemente y elije no hacerlo es la cagada más grande. Esa persona vive infelizmente una tortura indeseada, involuntaria, pero creada al fin.

Algo raro pasa con los seres humanos: es muy fácil encontrar los puntos débiles. Y vos lo encontraste, te reíste, lo agarraste, lo transformaste en dos puntos: uno lo tiraste al mar y como era débil se ahogó. El otro al piso y como rebotó lo empezaste a aplastar como si fuera una cucaracha.
Ese punto no se lo merecía y hoy sólo quedan comas que hacen la oración una infinita sucesión de insultos inútiles.

Tengo los mejores y los peores recuerdos con vos. Y lo que siempre me acuerdo es que algo no me cerraba. Tu boca no se cerraba. Y se cerró por primera vez cuando tenías que tomar una decisión. No escuché tu horrible voz esa vez. La estupidez floreció por fin y nos vimos en páginas enfrentadas.
Ni siquiera pudiste mirarme a la cara. Consciencia de la estupidez. Vergüenza.

Lo que odio es que estamos obligadas a formar parte del mismo libro, yo quiero arrancar las hojas de tus capítulos y seguir escribiendo la continuación, pero no se puede: hay que escribir sin arrancar.

Me encantaría que no existieras, de verdad, si algún día se te ocurre desaparecer, hacelo tranquila, yo mientras tanto sigo sonriendo. :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario